martes, 16 de junio de 2009

COMENTARIO SOBRE LA PELICULA CIUDAD DE DIOS

“Coloque un patojo de La Limonada caminando en una zona exclusiva de La Cañada. También es extraño y también le es peligroso transitar por esos lugares ajenos. Las condiciones de vida son totalmente distintas y las posibilidades de acceso a derechos y servicios resultan indignantemente desiguales. Pero igualmente difícil es ser un vecino de La Cañada y pasar a La Limonada”.
Inicio mi comentario sobre la película Ciudad de Dios, con el anterior párrafo que fue extraído del artículo que escribió el día de hoy el señor Mariano González, en el reporte diario de noticias y análisis de tendencias que publica la institución Incidencia en Democracia en su página de Internet www.i-dem.org.
La situación de pobreza y sobre todo de pobreza extrema, es ya un denominador común en todos los países del mundo, por mucho que se muestre en las revistas y anuncios de televisión la cara bonita del lugar, siempre se tiene detrás del telón el grupo de gente que no tiene ni acceso a esos lugares que se pretenden comercializar.
Pero lo mas critico es que ese grupo de personas difícilmente tiene acceso a los alimentos que son como regla natural obligados para el diario vivir, y si hablamos de servicios básicos necesarios, como la luz, el agua, el teléfono y otros que se están volviendo necesarios como la recreación, no pensemos que puedan tenerlos, el problema se acresenta cada día, y esto es por el alto costo de los combustibles, por la recesión económica mundial y por otro montón de cosas que son difíciles de entender, y que el ciudadano común y sobre todo pobre mucho menos lo comprende y menos le interesa.
La falta de trabajo y la necesidad de subsistir día a día, individualmente como con toda la familia, hace que los hombres y mujeres que habitan los lugares mas pobres de cada país, tal el caso de la Ciudad de Dios, en la película, obliga a convertirse en un delincuente por sobrevivencia, un delincuente que encuentra en lo ajeno una oportunidad de vivir, que encuentra en el poder adquisitivo del dinero robado una forma de mejorar su calidad de vida, pero sobre todo encuentra la manera de conocer un mundo para el totalmente inaccesible.
El problema es grave, ya que se pierde el respeto por la vida, no solo por la vida propia, sino también por la vida ajena, convirtiéndose en personas sin sentimientos y con el solo objetivo de sobrevivir, sin importar lo que le pase al vecino, no digamos al habitante de otro sector.
Todos los países tienen un gran compromiso para sacar a estas personas de la pobreza extrema, tienen la obligación de priorizar sus inversiones, de generar recursos para generar trabajo, de generar trabajo para generar desarrollo y sobre todo generar desarrollo para generar riqueza.